Como os contaba antes me la encargó Mª Carmen para su sobrino, ella había probado una tarta que le regalaron a su marido unos amigos y quería que fuera del mismo sabor que les gustó mucho, pero lo que hicimos como Alejandro seguía con su cosa de la tarta de limón fue teñir el relleno en amarillo y también forrar las torres del castillo de un color amarillo suave.
Cuando vinieron a recogerla Mª Carmen y su hija se quedaron encantadas, lo que les asombraba es que todo fuera comestible, espero que Alejandro se sorprendiera igual, y lo bueno de esta tarta es que aunque la cortasen podía conservar el caballo y el caballero que era un mini él...jajaj.
Os dejo fotos de todo detallado, veréis que monería.
Un beso a todos y gracias a Mª Carmen por confiar en Mis Dulces Caprichos.
Es super graciosa, me gusta mucho, y el caballo genial
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